A raíz de la lectura de un pasaje de Alicia
en el país de las maravillas, les propuse a mi alumnado de 2º ESO-B que
escribiesen una redacción sobre cómo sería su vida si midiesen un metro más y
cómo sería ésta si midiesen un metro menos.
Estos son algunos de los trabajos
presentados:
Inés de Pablo Franco
UN
DÍA COMO GIGANTE
Hoy ha sido el día
más extraño de mi vida. Esta mañana me desperté en el suelo, pensando que me
había caído de la cama. Me levanté y un buen coscorrón me pegué. Allí estaba
yo, midiendo dos metros más de lo habitual. Mis padres vinieron a ver por qué
había gritado hasta que casi explotaron
mis pulmones, y es que al verme los dos tuvieron que doblar sus cabezas
de hormiga y mirarme sorprendidos.
Las primeras
palabras que pronunciaron me sorprendieron, no parecían extrañados:
«Menudos cambios hay en la
adolescencia».
«Menudos cambios hay en la adolescencia».
UN
DÍA COMO ENANA
Todo estaba oscuro y
no pude evitar pensar que todavía estaba soñando. Pensaba que me encontraba en
una cueva, pero al palpar soñolienta las paredes me percaté de que eran las
mantas de mi cama. Intenté apartarlas lo suficiente para hacer un pequeño hueco
por el que salir. Pesaban mucho. Nunca pensé que quitar mis cálidas y ligeras
sábanas pudiera costar tanto. Al final y con esfuerzo, se vio la luz. Cuando
estuve fuera de mi prisión me encontré a mis padres observando el lecho
anonadados, pero no me miraban a mí, no parecían percatarse de lo pequeña que
era. Grité y comprobé que tenía la voz de pito. Me reí y al parecer me oyeron y
se fijaron en que yo, su hija, había encogido hasta tener la altura de un
pulgar.
Sus palabras me
sorprendieron, no parecían extrañados:
«Menudos cambios hay en la
adolescencia».
Alejandra Gallardo González
DIARIO DE UN GIGANTE
Querido diario:
Mi vida en este mundo no es nada fácil.
Hoy he salido de casa por la mañana y todo el mundo me ha mirado con caras
raras y de miedo. Me he sentido muy mal.
Paseando, vi un cartel indicando que había una promoción para ir al cine y
pensé: " Es una buena idea, ahí todo está oscuro y nadie me podrá
ver".
Pero lo del cine no fue tan bien como yo creía. Por mi gran tamaño, nadie veía
la pantalla y todo el mundo se quejaba y me gritaba.
¡Ojalá existiera un mundo para gigantes como yo!
DIARIO DE UN ENANO
Querido diario:
Hoy creo que ha sido el peor día de toda mi vida.
Primero he ido al colegio. Llegué y me senté en la segunda fila, porque la
primera ya estaba ocupada. No veía a la profesora, no veía la pizarra y encima
¡tampoco llegaba a la mesa!
Al salir del colegio, pensé que nada podría ir peor, pero me equivoqué.
Mi madre me mandó ir a hacer la compra y fui, pero no me acordé de que ¡no
llegaba a las estanterías!
Puf... Esto de ser tan bajito, no es nada bueno.
¡No deberían hacer las cosas tan altas! o ¿será
que yo debo crecer?
Javier Sola Gregorio
UN DÍA COMO GIGANTE
Me levanté a las ocho menos veinte para ir al instituto. Me vestí con mi
camiseta preferida talla XXXXXXXXL. Desayuné cuatro tostadas y una botella de
Cola-Cao. Dije adiós a mi padre, mirándolo desde arriba. Me monté en el autobús
y me choqué con el techo. Hice los deberes de Lengua, estrenando mi nuevo lápiz
de 25cm. Al llegar a casa almorcé y estudié. Luego fui a jugar al baloncesto. Cuando
llegué a casa, estaba muy cansado, así que decidí acostarme en mi cama de 4
metros.
UN DÍA COMO ENANO
Me levanté a las ocho y cuarto para ir al colegio. Me vestí con mi
camiseta talla 4-5 años. Desayuné un biberón y media galleta. Mi padre se
despidió de mí dándome dos besos de rodillas. En clase dijeron mi nombre y no
me vieron entrar, así que me pusieron falta. En Educación Física jugamos al escondite
y ¡cómo no! , yo gané. Por la tarde fui al hipódromo a practicar hípica, no con un
caballo, sino con mi perro Stuart. Ya en casa me acosté en mi cama de un metro
a las diez.
Helena Ros Sotomayor
DIARIO
DE UN GIGANTE
Día 11 de octubre de
2013
Como siempre me he
levantado de mi cama, desayuno y ordeno todo lo que tengo desordenado. Como he
visto que me faltaba pan para el mediodía, he salido al supermercado a por él.
Esta vez cuando he
salido de casa, la vecina no se ha asustado. Me ha saludado, pero todavía sin
confianza. Todavía me acuerdo del día que llegué: la vecina no paró de chillar.
Cuando le decía que no iba a hacerle daño, más fuerte gritaba ella.
Siempre me hacen lo
mismo, por eso cuando pasa un turista y se pone a gritar, no intento calmarlo,
porque no sirve de nada.
¡Ojalá fuera como
los demás!
Cuando entré en el
supermercado cogí el pan y algunos que otros caprichos. Como siempre he tenido
que comprar el triple de todo.
Cuando llegué a mi
apartamento dejé la compra: cada cosa en su sitio. Cuando terminé, salí a la
calle a dar un paseíto. Me fui al parque donde todo el mundo va allí a
descansar.
Como todos los días
que voy al parque, me siento en un césped grandísimo que hay allí. Yo no suelo ir
allí para descansar, sino para oír lo que dicen muchos. Como por ejemplo un
chico que dice: “Ojalá fuera más alto. Me han dicho que con mi altura solo
puedo llegar a ser un base, pero lo que yo de verdad quiero ser es ala-pívot”. O
como las chicas tan arregladas que dicen: “Tengo que volverme más alta o si no,
no podré aspirar a ser modelo”. Me sorprende ver cómo la gente tiene distintos
puntos de vista, ellos desean ser altos y yo lo soy. Algo curioso.
Cuando volví a mi
apartamento no tenía ganas de comer y me fui a la cama.
Como otro día más, me despido de ti querido diario.
DIARIO DE UN ENANO
Día 11 de octubre de
2013
Querido diario:
Cuando me he
levantado esta mañana, en mi mesa he encontrado un regalo. Hoy es mi
cumpleaños. Como siempre mamá me ha regalado ropa, pero la talla es siempre la
misma, así que solo es ropa nueva. He ido a la cocina a desayunar y al ver a mi
madre terminar el delicioso desayuno que me había preparado, le he dado un beso
en la mejilla. El otro día ella me dijo que mi comida se llamaba “migas”. Me
gusta bastante, pero no suelo hacerle mucho caso.
Cuando acabé, salí
de la ratonera, como suelo llamar a mi casa. Al salir, tuve que ir con cuidado
de no despertar al gato. Según mi madre, el tío de mi abuela murió porque ese
gato se lo había comido.
Después de salir de
la enorme casa, me fui hasta el parque. En mitad del camino… ¡Un hombre casi me
pisa! Increíble… Y es que nadie nunca va mirando al suelo.
Me senté en mi
piedra habitual donde paso el día disfrutando de la brisa y del paisaje. Cuando
se hizo de noche, volví a casa entrando sigilosamente para que no me viera
nadie.
Cuando llegué a la
mesa ya estaba preparada con una suculenta cena servida. Como siempre, me comí
todo el plato. Me despedí de mi madre y después me vine al cuarto a Men
mi diario. Buenas noches querido diario.
María Fernández Doncel
DIARIO DE UN GIGANTE
*Día especial*
Todas las mañanas, al despertar de mi gran cama, voy a
buscar el desayuno.
Tropiezo con algunos árboles y llego al estanque, donde se
encuentra el agua potable y los pecezuelos.
Cojo un cubo de agua de 5 litros y lo lleno entero de agua,
busco fruta en el árbol de la Grandeza y ya tengo mi desayuno preparado.
Después de desayunar, me doy un paseo por el pueblo (con
mucho cuidado, no vaya a pisar a algún humano) pero nunca hay nadie, porque me
tienen miedo.
Un día, estaba paseando y había un niño en la calle llorando. Le pregunté qué le pasaba y él me respondió que había perdido a su madre y
que le iba a comer. Yo le dije que nunca me comería a un humano o animal, porque
soy vegetariano y que le ayudaría a encontrar a su madre.
Cogimos confianza rápido, pues le encantaba ir en mi mano y
ver el pueblo sobre las alturas.
Más tarde encontramos a su madre escondida en el
Ayuntamiento del pueblo, junto a un grupo de amigos. Todos lloraban.
Al ver a su hijo, se sorprendió y pensó que le iba a comer,
pero cuando se lo entregué, me pidió perdón. Desde aquel día ya nadie me
tiene miedo y soy amigo de todo el pueblo.
DIARIO DE UN ENANO
*Día especial*
Imaginaos todos que sois más bajos que una mesa: ¡Ahí estoy
yo!
Mi día empieza a las nueve, cuando me levanto y voy a pasear
a mi gran cobaya Diana.
Al pasear volvimos a casa cansados y desayunamos unas
"mini-oreo".
Más tarde fui otra vez a pasear, pero esta vez a comprar al
mercadillo del pueblo. Cosa que odio, porque todo el mundo va sin cuidado y, ¡cómo no!, me pisan.
Compro las verduras en oferta (aunque me cueste llegar a las
estanterías) y voy para casa.
Iba andando de vuelta cuando a lo lejos veo
algo brillar. No sabía lo que era.
Me acerqué hasta tal punto que lo diferenciaba y vi algo
fuera de lo normal: un diamante.
Nerviosa, no sabía qué hacer pero, finalmente, opté por
cogerlo.
Lo llevé a casa y lo examiné: Era verdadero y dentro tenía
grabada la imagen de una estrella.
Ésta empezó a brillar y al cabo de unos segundos la estrella
desapareció y en mi ropa apareció una estrella. Esto significaba que tenía tres
deseos.
Tenía la opción de volverme más alta, pero no lo hice porque
mi vida así era perfecta: Me encantaba
no llegar para hablar con una persona, no llegar a pedir un recado,
a coger algo... (aunque no lo parezca, claro) Me sentía especial, porque ya no
quedaban muchos como yo.
Solo pedí: que me trataran bien y no como a un monstruo,
felicidad y salud.
En el pueblo, ya tenía muchos amigos y más tarde, cuando les
conté lo del diamante, me volví famosa, jejeje... ¡Ya tenía amigos y podía
disfrutar con Diana, mi cobaya!
Miguel Ángel Chaves Rodríguez
Un día como gigante
Me despierto a las siete y media y lo primero que hago
es buscar una camiseta y unos pantalones que sean flexibles.
Salgo de casa para
ir al colegio, pero no puedo ir en autobús porque no quepo por la puerta, tampoco
en coche...
No me puedo pedir un bocadillo en la cafetería, porque no me llena...
La
mochila me la hace mi madre con tela y los libros los tengo que fotocopiar en
papel de un metro de grande... ¡Así todos los santos días!
Aunque muchos quieren
ser como yo, se arrepentirían.
Un día como enano
Ya con trece años y mido medio metro.
Me levanto
un sábado y lo primero que hago es medirme y... ¡No crezco ni a la de tres!
Estoy
harto de tener que comprarme ropa para niños de 4 años. Los zapatos son un sin
vivir, no me gustan sin cordones.
Me pasé todo el día pensando en que quería ser
más grande y cuando por fin me fui a dormir mi madre me dijo: "Míralo por el
lado bueno eres muy, muy, muy especial"
Un día como gigante
Me despierto a las siete y media y lo primero que hago
es buscar una camiseta y unos pantalones que sean flexibles.
Salgo de casa para
ir al colegio, pero no puedo ir en autobús porque no quepo por la puerta, tampoco
en coche...
No me puedo pedir un bocadillo en la cafetería, porque no me llena...
La
mochila me la hace mi madre con tela y los libros los tengo que fotocopiar en
papel de un metro de grande... ¡Así todos los santos días!
Aunque muchos quieren
ser como yo, se arrepentirían.
Un día como enano
Ya con trece años y mido medio metro.
Me levanto
un sábado y lo primero que hago es medirme y... ¡No crezco ni a la de tres!
Estoy
harto de tener que comprarme ropa para niños de 4 años. Los zapatos son un sin
vivir, no me gustan sin cordones.
Me pasé todo el día pensando en que quería ser
más grande y cuando por fin me fui a dormir mi madre me dijo: "Míralo por el
lado bueno eres muy, muy, muy especial"