Esta actividad la he trabajado con mi alumnado de 1º y 4º ESO. Se trataba de escribir un relato en el que utilizáramos muchos refranes, cuantos más mejor y que la historia tuviera sentido.
Para ello trabajamos previamente los refranes y las frases hechas e hicimos una puesta en común de todos los que sabíamos.Y... ¡manos a la obra!
Estoy muy satisfecha de la creatividad de mi alumnado y de los resultados obtenidos.
Aquí podéis leer algunos de los mejores.
- Alumnado de 1º ESO B/D utilizando la técnica de cadáver exquisito:
Yo me asocié con Juan por aquello
que más ven cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa, se le ocurre al
otro. Así que me dijo más claro que el agua, “tú has metido la pata”, porque
Juan... ¡no tiene pelos en la lengua!
Yo
había metido la pata hasta el fondo, porque me caí de la bicicleta y me rompí
una vértebra. Me había metido en la boca del lobo y mi madre me iba a matar.
Un
día nos fuimos a pasear y, como ya he dicho antes, Juan no tiene pelos en la
lengua, cada vez que pasaba una persona le gritaba, “pareces un loco”, pero yo
le decía, “no juzgues a un libro por su portada”, pero él como el que oye
llover. Es cierto que metimos la pata y tiramos la casa por la ventana, pero es
mejor prevenir que curar...
La
verdad, la verdad es que me asocié con Juan, porque culo veo, culo deseo y él
tenía muchos secretos interesantes. Así que le intenté tirar de la lengua.
Finalmente, no me dijo nada y le mandé a freír espárragos.
-Miguel Ruchko, 1ºESO-D:
Era mi cumpleaños, mi hermano y
yo nos despertamos de repente, porque quien madruga Dios le ayuda y de tal palo
tal astilla. Los dos pedimos desayunar pan con aceite y tomate, porque éramos
uña y carne. Cuando salimos al jardín de nuestra casa vimos a un hombre. Me
acerqué para saludarlo, pero mi hermano me tiró de la camiseta y me dijo, “las
apariencias engañan”.
El hombre se dirigió hacia
nosotros: -¡Hola, enanos!
Tenía la lengua sucia. Se fue y entró en nuestra casa
como Pedro por su casa…
Más tarde, le tiré un poco de la
lengua a mi madre, porque quería saber qué me habían comprado por mi
cumpleaños, pero ella me contestó bruscamente que me fuera a freír espárragos.
Cuando fuimos a comer tenía más hambre que un perro. Tomé filete de cerdo con
patatas. ¡Estaba riquísimo!
Pasaron las horas, hice los
deberes porque no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Pasaron los
segundos, los minutos, los días… Mi madre se olvidó de mi regalo de cumpleaños
y se lo recordé. Ella nerviosa me dijo: -Es que tengo mucho trabajo.
Yo no me dejé engañar y le
respondí: -Mamá, se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
Al día siguiente, mi madre me compró un álbum
digital con todas las fotos que me han hecho… ¡Mejor tarde que nunca! Les di un
beso a mi madre y a toda mi familia, porque una imagen vale más que mil
palabras.
- Gabriel Lotuffo, 1º ESO-C:
Mi amigo y yo
Eric y yo no
somos ni tanto ni tan calvo. Nunca nos asociamos con gente mala, porque es
mejor prevenir que curar. Nunca nos contamos mentiras, porque sino tendríamos
gato encerrado entre nosotros. Y siempre que salimos por la Cala de Mijas,
matamos dos pájaros de un tiro, porque damos una vuelta y merendamos. No
ponemos ni peros ni peras. Siempre sabemos que lo bueno se hace esperar.
- Sara Valenzuela, 4º ESO-A:
Estas navidades, iba mi prima por mi salón como
Pedro por su casa, cuando empezó a dar la lata. Se puso más pesada que una vaca
en brazos con los regalos de Navidad. Ella empezó a armar la marimorena con que
quería una Barbie, al rato, que si quería una Bratz, y ella ni chicha ni
limoná. Mi madre decidió comprarle la Barbie, pero mi prima sabía que había
gato encerrado, por eso se metió en la boca del lobo buscando el regalo por la
casa. Lo puso todo patas arriba.
El día de Navidad, cuando había que abrir los
regalos, a las doce del mediodía, a buenas horas mangas verdes, abrió la Barbie
y se puso las botas gritando y diciendo que era más fea que Picio. Mi madre,
con las cosas claras y el chocolate espeso, le dijo que a caballo regalado no
le mires el diente, porque no hay mal que por bien no venga y la mandó a freír
espárragos.
- Olivia Fensome, 4º ESO-A:
Fui de compras con mi madre y llevé mi paraguas, porque viendo las nubes tan
oscuras era más claro que el agua que iba a llover.
Maté dos pájaros con una piedra, porque mientras estaba allí decidí
comprar los regalos que me faltaban.
Encontré el coche que quería mi hermano, pero era negro y él lo quería en
rojo, la mujer que trabajaba en la tienda decía que la semana que viene habría
coches en negro, pero de todas formas lo compré, porque más vale pájaro en mano
que cientos volando.
Cuando abra su regalo, espero que piense en esto: " A caballo
regalado, no le mires el dentado".
Cuando me monté en el coche, el cinturón se había roto, entonces volví a la
tienda para comprar uno nuevo aunque ya estaba muy cansada, porque más vale
perder un minuto de mi vida, que mi vida en un minuto.